Wednesday, May 7, 2014

900 billones: ¿Amor o dinero?



Como pasa a cada rato, mi hija me sacó la alfombra de debajo de los pies esta mañana con una conversación que inició cuando íbamos de camino a su escuela. Yo, afanada por evitar el tapón de la avenida Ramírez de Arellano, y ella, que quería llegar temprano porque se iba de gira al Museo del Niño. Entonces, empezó a hablar, del dinero.

-“Yo quiero 900 billones. Mamá tienes que jugar para que ganes 900 billones de dólares para que tengas mucho dinero para comprar muchas cositas”, me dice mi hija.

-“Yo no juego”, le contesto, mientras esquivo un hoyo en la carretera.

-“Abuelita siempre juega. Ella va a tener muchos chavos porque siempre juega”, me responde ella.

-“Sí, a tu abuela le gusta, pero no hay que jugar para tener chavos. Es mejor trabajar y ahorrar. ¿Por qué tú quieres chavos hoy?”, le pregunto.

-“Porque quiero comprar muchas cositas en el supermercado, muchos chocolates, cosas para mi cuarto, una puerta de color azul, un televisor, mucha ropa de chica, y todo. Quiero ir otra vez a Disney”, me dice ella, casi sin parar.

-“Pero a mí no me gusta jugar”, le contesto.

-“Mamá, jugar es fácil. Abuelita juega con las carreras de los caballos que corren rápido. Ella tiene un papel que escribe y siempre gana porque ella sabe mucho los nombres que ganan”, me dice. Yo empiezo a reír y ella me espeta: “No te rías mamá. Es verdad. Es de los caballos que son sus favoritos”.

-“¿Tu sabes quién juega también? Abuelito”, le contesto, tratando de contener la risa, para que no se moleste.

-“Si juegas puedo tener 900 billones porque yo quiero comprarme un piano nuevo porque el mío ya suena mal. El piano que quiero es que tiene una cola, color blanco, mejor. Y también  quiero comprar un chelo lindo”, me dice.

-“Mariela, tú tienes ya un piano y un violonchelo no hacen falta unos nuevos. Además, todas esas cosas se consiguen si trabajas duro y si ahorras en el banco como cuando vamos tú y yo. ¿Pero sabes algo? El dinero no es lo más importante. Hay muchas personas que no tienen nada, pero son felices”, le digo yo.

-“Hay muchos niños pobres, como en Haití. No tienen ropa, ni comida, y son tristes porque no tienen comida. Es más importante la comida que el dinero”, me dice ella, reflexiva.

-“Sí, pero siempre hay quienes ayudan. Mariela, el dinero no es lo más importante en la vida. El amor es lo más importante”, le contesto, tratando de elevar la conversación.

-“Bueno yo quiero dinero, pero amor con el dinero”, me dice. “Cuando tienes poquito dinero la gente no te quiere. Y cuando tienes mucho dinero la gente te quiere. La gente te ama cuando tienes mucho dinero”.

-“Mariela la gente que sólo te buscan por dinero, no te quieren. Son interesados. Esas personas tienen el corazón vacío”, le digo.

-“Bueno Mamá, es verdad, el amor es lo más importante, pero también los 900 billones”, me dice.
Y yo, pensando en que nuestros niños viven bombardeados por la publicidad que los impulsa a comprar y a tener, en esta sociedad de consumo extremo, pienso que no es fácil. Tengo que darle clases desde ya para que aprenda de finanzas personales. Que aprenda a ahorrar, invertir y sí, a gastar, pero con sabiduría.

Este medio de intercambio  para el pago de bienes, servicios y obligaciones es, sin duda, importante, pero no es todo en la vida.

Oprah Winfrey dice “Todo en lo que te enfoques, se expande, y cuando te centras en la bondad de la vida, creas más bondad. Oportunidades, relaciones, incluso el dinero fluía hacia mí cuando aprendí a ser agradecida sin importar lo que pasara en mi vida”. Pienso que ese es mi enfoque para que mi hija aprenda a estar agradecida con los 900 billones de bendiciones que recibe a diario. Quizás algún día, así también le lleguen los 900 billones de dólares con los que sueña.


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