“Yo odio a mi hija autista”. Con esa lapidaria
frase que a cualquier persona dejaría muda comenzó a desahogarse la madre de
una adolescente autista de 14 años en uno de sus programas tipo talk show del
psicólogo amigo de Oprah, el Dr. Phil.
“No la soporto. Ha habido momentos en los que
sólo quiero abofetearle la cara. Le doy en los brazos, por la espalda… Siento
coraje, resentimiento, frustración. La situación está fuera de control. Ella me
empuja y yo la empujo contra la puerta. Ella me grita y la gente nos mira y eso
me avergüenza. Le pregunto a Dios ¿por qué me castigas con una hija así? La
odio porque no lo merezco”, declara la mujer.
Poco después en el programa que Dr. Phil tituló
“Madres que odian a sus hijos”, se descubre que esa mujer fue maltratada y
abandonada cuando era una niñita por su madre, y que ahora repetía el círculo
del abuso con su hija que según ella misma dijo “no es normal”.
Aunque en su niñez sufrió, eso no es excusa
para perpetuar el maltrato. Sin embargo, sus sentimientos no son raros en el mundo
de las madres y padres de niños con impedimentos. Por el contrario, son
bastante comunes, sólo que se disfrazan de abandono o negación.
Lo que es peor, ese resentimiento y odio al tener hijos que no son “normales” es uno de los tabúes más fuertes. De eso nadie habla.