“No solo son vilipendiados por el gobierno, sino también son abiertamente discriminados por las escuelas privadas”
La gente sigue pensando en los líos de la política o en lo que pasó en la calle San Sebastián, pero pocos hablan de una crisis a la que se enfrentan miles de padres y madres en Puerto Rico todos los años para esta época, cuando termina el mes de enero y se acerca febrero.
Esta agonía nunca sale en las primeras planas de los periódicos, ni en titulares de radio o televisión porque es algo de lo que no se habla, que le importa un bledo a los políticos y mucho menos a las empresas privadas, a pesar de que quienes la sufren, representan a más de tercera parte de la población del País. Se trata de los padres y madres con hijos que no son iguales a los demás y es la época en que tienen que empezar a buscar escuelas, pero no hay donde matricularlos. Me refiero a los otros.
Son esos hijos que no caen en la norma ni en la corriente regular. Los niños ‘defectuosos’, ‘deficientes’ o que en leguaje políticamente incorrecto, les dicen los niños ‘anormales’. Muchos nunca se atreverán a decirlo de frente, pero así los consideran porque son niños distintos y que requieren ayudas y enseñanzas fuera de lo común. Son los niños que sufren en silencio. No solo son vilipendiados por el gobierno, sino también son abiertamente discriminados por las escuelas privadas y muchos de los colegios más cotizados del País con el silencio cómplice y conspirador de las autoridades.