Wednesday, November 19, 2014

Más gongolís


Mariela con sus nuevas "mascotas".

Dos gusanos que se llaman Gongolí y Gusanito.


-“!Mamá tienes que ver esta sorpresita que te traje hoy! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá, ven acá rápido a ver esta sorpresita!”, mi grita, de momento, mi hija desde la sala de la casa.

- “¿Qué sorpresita? ¿Me trajiste algo?”, pregunto desde el cuarto, cuando intento quitarme el maquillaje de los ojos.

-“!Ven! ¡Ahora! ¡Es algo chulo!”, me grita ella de nuevo.

-“Ok, ya voy, pero no grites que son las ocho y media de la noche”, le digo y salgo pasillo abajo a la sala.

- “Mira, son más gongolís”, dice, y me enseña los gusanos en una bolsa ziploc de plástico. Pensé que estarían muertos porque los sacó de su bulto. “Son dos. Mi maestro Alonso y una niña que tiene espejuelos que está en la clase de tiro con arco conmigo y no sé el nombre… a no, espérate, ella se llama Ámbar, y ella encontró los gongolís. Ella lo puso en la bolsita y el maestro Alonso me lo regaló”, me dice ella sin parar.

- “!Dios mío Mariela, más gusanos! Ay no, por favor, no puedo con eso, fochi”, le digo, sin pensar.

Tuesday, November 18, 2014

Azulito, el gongolí




Acabo de recoger la nena de su escuela y me dice:

-"Mamá adivina que tengo aquí", mientras me enseña un candunguito verde con tapa blanca.

-"¿Qué es eso? No me digas que es un insecto o una cucharacha. ¿Qué tu tienes ahí?", le pregunto yo.

-"Es un gongolí. Lo cogí en la cancha en la clase de educación física, y el Mr. Alonso lo puso ahí y le hizo rotitos a la tapa para que respire y no se escape.  Es bien lindo. Es un gongolí bebé que le puedes decir gusano o gongolí pero yo lo llamo Azulito. Es mi nueva mascota", me cuenta ella.

Yo empecé a reírme y ella se molestó.

-"No te rías que yo voy a proteger a Azulito hasta que lleguemos a casa y lo ponemos con otros gusanitos que pueden ser su familia y quererlo", me interrumpe ella.

-"Ok no me río,  pero es que ya tienes otras mascotas. Si lo coge la coneja o el perro, se lo van a comer. Mejor lo soltamos en el patio de casa, cuando salgamos de la terapia", le digo, tratando de ponerme sería y solemne, pero muriéndome de la risa por dentro.

-"Pues está bien. Guardamelo con amor y lo cuidas en tu mano, no lo metas en la cartera en lo que me esperas de la terapia", me ordena ella.

-"Ok. Pero mejor lo dejamos en el carro para que no se me escape", le digo.

-"Mejor, porque Azulito me quiere a mi y está mejor solo", dice.

Y en el carro se quedo, no sin antes yo taparlo con una servilleta para que el sol no lo queme... Azulito,  su gongolí.