Friday, March 29, 2019

Relatos de Facebook: Feria científica, sordos y el Senado

Mariela hablando en la legislatura y yo, llena de orgullo.

29 de marzo de 2019. Facebook me recuerda este día tan espectacular que viví con mi hija un día como hoy, hace ya dos años. Fue el 29 de marzo de 2017.

Mariela, como siempre, tremendita que es, había hecho un proyecto de la feria científica sobre el lenguaje de señas. Fue un dolor de cabeza para mí el tratar de ayudarla porque no veía cómo podía unir el tema del lenguaje a las ciencias. Mariela siempre se inventa cosas así, pero su maestro Mr. García nos dio unas ideas para desarrollar el experimento, y a ella se le ocurrió hacer una comparación. Comparó quién aprendía más rápido o recordaba más señas entre sus primos más pequeños Luis Esaí y Luis Gabriel, a su madrina Carol D., a su amado primo mayor Luis F y en vez de a su tío, cogió al abuelo Sawyer. Les enseñó 20 señas y como a la semana le volvió a preguntar. Los únicos que recordaron todas las señas fueron los más chiquitos, Luis Gabriel, y Luis Esaí. Así fue que Mariela entonces probó su hipótesis de que mientras más joven, más fácil es aprender otro idioma.

Mientras hacíamos la tarea, comenté aquí en Facebook lo mucho que trabajé con ella y cómo me llevaba en un patín porque escogió ese tema del lenguaje nada menos que para una clase de ciencias. Mucha gente nos dio ideas que incorporamos en ese proyecto, pero ella estaba decidida en lo que quería. Me exigió que hasta la cartulina fuera color rosa. Ella así cuando quiere algo. Sacó 100. Excelente. Y yo, súper contenta con sus logros.  

A los pocos días, recibo una llamada de la oficina del senador del PIP, Juan Dalmau, para invitarnos a que fuéramos a una reunión tipo vista pública, sobre la comunidad sorda. Como llevábamos años trabajando diferentes iniciativas para ayudar a los sordos, pensé que era una invitación para mí, en representación de mis amigos sordos, pero no. A los sordos y a los intérpretes los habían invitado individualmente. Esa invitación era para mi hija. Dalmau había visto en Facebook el proceso con el proyecto de la feria científica, y quería que Mariela lo presentara en la Asamblea Legislativa. Quedé de una pieza y le expliqué que la nena tiene problemas del habla.  Le dije que quizás no la iban a entender. A lo que el senador me contestó que no, que esperarían hasta que ella pudiera explicarlo. Yo tragué gordo y le acepté llevarla.  

Tan pronto colgué el teléfono, miro la computadora y empecé a llorar. Estuve un rato llorando. ¿Cómo podía ser eso? ¿Entenderían a mi hija? ¿Eso le ayudaría a los sordos? ¿Se atrevería ella a hablar frente a la gente? Mil preguntas me llegaron a la mente, y yo, lloraba sin saber qué hacer. Entonces viene Mariela y me abraza. “Mamá no llores, que yo voy y vamos a ayudar a los sordos, ya verás. Yo soy valiente y me atrevo a hablar”, me dijo. Y así lo decidió. Recuerdo que sonreí y nos abrazamos, mientras yo pensaba que no podía imponerle límites que ella misma derrumbaba.