Esto me
ocurrió esta mañana, pero ya me pasó el agite de la carrera. Ahora me río:
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“Mariela,
¿tú no tienes Casual Day hoy?”, le pregunto a mi hija.
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“No
Mamá”, me dice.
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“Verifica,
porque creo que sí”, le contesto, mientras termino de limpiar el jarrón con las
flores que le había regalado titi Carol,
que ya estaban marchitas. “Avanza porque se nos hace tarde”.
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“Ok,
Mamá, pero por favor, péiname bella para ir a la escuela porque hoy es viernes”,
me dice.
Yo, que
soy una peluquera frustrada, miro mi reloj. Tengo 10 minutos o llego tarde,
pero le digo, “siéntate ahí”, y cuando se sienta en la silla gris, le hice una trenza
francesa a un solo lado. Nos fuimos volando y llegamos a la escuela cuatro
minutos antes de que sonara el timbre. Tan pronto llegamos, vimos a todos los
chicos en ropa casual. “Oh Dios!”, pensé.
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“!Ay
Mamá, es casual day! ¡Ay Mamá!”, me dice, desesperada.
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“Te
lo dije, pero relax. Resuelvo ahora”, le digo, mientras veo a la administradora
Nancy y le digo “Voy a casa a que se cambie”. Ella me dice que la deje, pero
Mariela me ruega que no.
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“Ay
no por favor, Mamá. Tengo que estar bella”, me dice, desesperada.
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“Ok”,
le digo. “Nancy, llego ya mismo”, le grito desde el carro y salimos a las
millas de allí por la avenida Las Cumbres, rumbo al centro de Guaynabo City,
donde vivimos.
Voy
pensando por el camino en los inventos en los que me mete mi hija y las cosas
que tengo que hacer hoy, pero tuve que correr para que no llegara tarde.
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“Piensa
en la ropa que te vas a poner para que no llegues tarde Mariela”, le digo.
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“Ya
sé Mamá. Me voy a poner uno de los trajes bonitos porque quiero verme bella
Mamá. Siempre tengo que estar bella en la escuela”, me dice, enfática.
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“Ok”,
digo, pensando en que hay que joderse con esta nena tan coqueta.
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“Lo
más importante es que no me olvide de las pulseras Mamá, porque eso siempre es
bien importante”, me insiste.
Llegamos
a casa en cinco minutos, y doy Gracias al cielo porque vivimos cerca de todo.
Corremos a buscar la ropa y ella se viste como un rayo de rápida. Justo cuando vamos a salir me grita:
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“!Se
me olvida algo Mamá!”, y vuelve al cuarto.
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“¿Qué
es Mariela? Se nos va a hacer tarde, avanza”, le grito yo desde la puerta de la
casa.
Y la veo
que viene corriendo, y sonriéndome.
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“Son
los accesorios”, me responde, con la cara seria.
La miré
bien. No sé cómo lo logró pero en segundos combinó el atuendo con pulseras
verdes y las perlas, con un reloj del mismo color, las tennis con toques de
verde y gris, y esos mismos colores tenía en su traje. Combinada más que una
papeleta.
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“¿Por
qué me miras Mamá? Los accesorios para el Casual Day son importantes. Recuerda
que tengo que estar siempre bella”.
Tiene a
quien salir con eso de las gangarrias. Antes muerta que sencilla.