“Te vas del salón y no puedes coger tu examen
final porque tu papá no ha pagado el colegio. Para que no sea irresponsable, te
vas a la oficina”, le dijo la maestra a Naomy, al frente de todos sus
compañeros de salón en el octavo grado en ese famoso colegio de Guaynabo City,
y ella, lloraba desconsolada.
Cabizbaja, y sin parar de llorar, esa niña que
pertenece al cuadro de honor, es miembro de tres clubes de ayuda a la comunidad y es estudiante líder del octavo
grado, se sentó al final en la larga fila de al menos 40 otros estudiantes de
distintos grados que fueron expulsados de sus salones por la misma razón. Una
vez llegó a la oficina, la secretaria de la escuela le dice: “Eso te pasa por
culpa de tus padres”, con voz cargada de odio y a la niña le dio una crisis
nerviosa.
La historia de Naomy es real, aunque cambié su
nombre para no estigmatizarla a ni seguir humillándola. Su papá quedó
desempleado y se le dificulta pagar, pero la administración escolar tomó esa
medida para obligarlo. En la última semana he sabido de al menos diez casos
parecidos al de Naomy en distintas academias y colegios privados de la zona
metropolitana. Estos son colegios católicos, evangélicos y laicos, sin
distinción de credos, pero con el elemento común de ser escuelas privadas.
Es que el maltrato infantil abunda en los
colegios privados de Puerto Rico sin que a nadie le importe. Sucede más en esta
época, justo cuando está por acabar el semestre y empiezan los exámenes
finales.
¿Por qué avergonzar públicamente a los niños si
ellos no tienen culpa de que sus padres no paguen la escuela? ¿Dónde quedan los
derechos, la protección a su integridad y la dignidad de esos menores? Muchas
veces los otros niños comienzan a burlarse de aquellos que sacan del salón y se
convierten en víctima de “bullying”. O sea, que el maltrato tiene
ramificaciones insospechadas.
Entonces, ¿Por qué las escuelas privadas no
usan otros métodos para cobrar el dinero que les deben en vez de humillar a los
niños? ¿Por qué el padre manda a los hijos a la escuela sabiendo que debe? ¿Por
qué el gobierno no le hace caso al maltrato hacia estos niños? ¿Será porque
están en colegios?
“Esto es maltrato institucional entre las dos
partes. Por un lado, el padre que no paga e incumple con su compromiso, pero
por el otro, la escuela que señala a este estudiante delante de sus pares, lo
expone y lo priva de tomar sus exámenes”, sostuvo Lynette Moreno, portavoz del
Departamento de la Familia.
Irónicamente, Moreno precisó que Familia no
investiga este tipo de casos por tratarse de negocios privados. Lo mismo sucede
en el Departamento de Educación, porque sólo atienden las escuelas públicas,
según la portavoz Cossette Donalds.
“Esto es un servicio que se brinda como
cualquier otro. Por ejemplo, si no pagas por el agua, te la cortan. Es lo
mismo. Las escuelas privadas necesitan los ingresos provenientes de los pagos
de los padres para pagar sus obligaciones – nómina, agua, luz, y demás – y en
la medida en que no reciban los pagos, no pueden dar el servicio. Pero cada
escuela establece su reglamento y me consta que lo hacen buscando proteger la
integridad de los estudiantes en un marco de respeto”, dijo Madeline Carrión,
presidenta de la Asociación de Escuelas Privadas de Puerto Rico, cuando le
pregunté del tema.
La escuela tiene otras opciones en vez de
humillar al menor: no entregar las notas, no dar documentos o no promover de
grado, enviar cartas a los padres, contratar cobradores, incluso, hasta
demandar por cobro en los tribunales. Pero no, optan por lo más fácil que es
atacar al que no tiene culpa. ¿Por qué usan a los niños? ¿Por qué los
avergüenzan? ¿Así se educa?
Los padres tienen que entender que firmaron un
contrato con la escuela, y al no pagar, exponen al menor a un maltrato. ¿Por
qué lo hacen? ¿Por qué envían a sus hijos a la escuela sabiendo que deben
dinero? Los padres tienen que reconocer que son responsables por el bienestar y
por la protección de sus hijos.
La sociedad en general debe reconocer que la
crisis económica impide a muchas
familias pagar colegios. Éstos deben aceptarlo y dejar el ego de lado, porque
así no se educa a los hijos. También deben reconocer que las escuelas privadas
tienen tantos o más problemas que las públicas. Y por otro lado, los
legisladores deberían ponerse a investigar e impedir este tipo de vejación a
cientos, quizás a miles de menores.
Los niños no son un mueble que lo quitan si no
lo pagaste. Aunque estén en colegios que son negocios privados, son igual de
niños que los que están matriculados en escuelas públicas. El maltrato es
igual, y no se puede permitir que las víctimas sigan siendo los menores.
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