Saturday, April 1, 2017

Mi cuento de Wonder Woman

Linda Carter, la Mujer Maravilla original.


(Esto es para Wilton Vargas y para Julizzette Colón Bilbraut, que sé que son fanáticos de la Mujer Maravilla)

Mi cuento de Wonder Woman.

Yo siempre volvía loca a mami pidiéndole que me cosiera la ropa del personaje que estuviera de moda. Princesas, artistas, superhéroes, modelos, lo que fuera, Mami siempre me complacía a mí y a mis hermanos. A ellos les cosía los de He-Man, o de Superman, o los bermudas tipo Playero con velcro, de la tela que fuera. Toda mi vida fue así. Una vez hasta con un brazo roto y enyesado se sentó en la máquina de coser y me hizo un traje de volantes, en tafeta de colores. Sí, de esos que se usaban entonces con altas hombreras, para un disco party que tenía del equipo de natación. Por eso es que soy así con mi hija porque tengo el ejemplo de mami.

Pero bueno, cuando yo tenía como seis años le pedí que me hiciera un traje de Wonder Woman. Mami era ama de casa y Papi era investigador en el Departamento del Trabajo. Éramos tres nenes más un primo que prácticamente vivía con nosotros y no había dinero con un solo salario y tantas bocas para alimentar, pero yo nunca supe cómo ella se las ingeniaba para crear las cosas. Nos entretenía. Nos llevaba de paseo a la pocita en el Condado, al Morro a volar chiringas o caminábamos cerca hasta la Calle Loíza a ver las tiendas o a coger sol, íbamos al supermercado Pueblo en la De Diego. Nunca nos aburríamos. Toda la vida tuvo una creatividad para inventárselas en el aire con tantos nenes a la vez. Ninguna de sus hermanas era como ella en eso. Ella creaba magia de lo que fuera.

Hacía un castillo para mis Barbies con cajas de cartón. Una vez me hizo un edificio de apartamentos y en los pisos puso retazos de alfombras. Las sillas eran latas de salchichas a las que les cosió cojines. Era la envidia de mis amiguitas que sí tenían la casa de la Barbie. A mis hermanos les inventaba pinturas para el Falcón milenario de Star Wars o los enseñaba a defenderse de los bullies y a boxear, lo que papi no hacía. Ella siempre nos inventaba cosas cuando se lo pedíamos. Y yo quería ser Wonder Woman, pero no había dinero para comprar en González Padín el traje.

Así que compró un tubo rojo barato de esos de elástico. Así se le decía a los tops que estiraban y las muchachas se ponían en los años 70 y 80. Entonces cogió unos pantalones cortitos azules que yo tenía, les hizo unas puntadas, agarró un pote de escarcha color oro, pega, y unos stickers de estrellas plateadas que vendían en la Farmacia Potín al frente de mi escuela que entonces era el Sagrado Corazón allá en la parada 24 en Santurce, y empezó a pegar las estrellas al pantalón. Pero se le despegaban, así que les hizo una costura en el centro.

La obra de arte fue el tubo rojo, al que le dibujó un águila en pega y le puso ahí encima la escharcha dorada.  Entonces cogió unos cartapacios que papi tenía en el escritorio, los cortó y los pintó de amarillo, y les pintó una estrella roja en el centro. Hizo uno para cada mano y me hizo una corona. En vez de botas, me puso medias rojas, y ya.

Yo era Wonder Woman.


Estuve todo el día cantando “Wonder woman. All the world is waiting for you… And the power you possess. In your satin tights, fighting for your rights, and the old red, white and blue… Wonder Woman. Wonder Women.”  Bailaba y me miraba al espejo. Con una correa que tenía dorada ella me hizo la soguita y yo daba vueltas, pensando que me transformaba en la Mujer Maravilla.

Estaba feliz hasta que de momento, como por arte de magia, una a una, las estrellas empezaron a despegarse y a enrollarse. Y la dichosa escarcha empezó a picar. Me salió un rash en los brazos del cará. Me resbalé y me caí en el piso, porque nunca tuve nada de gracia. Y las pulseras y la corona de cartón se rompieron. Lloré hasta más no poder. Mami no sabía qué más hacer para tratar de arreglarme el pantalón. Estaba desesperada por arreglarme el disfraz, pero no podía. Todavía recuerdo su cara.

Entonces llegó mi hermano Pipo y empezó a reírse, como siempre. Y me cogió de punto. Y se formó la tragedia olímpica. Yo a llorar, él a reírse, mi otro hermano Tito a reírse con miedo a que lo regañara y mi primo Bilito a reírse a carcajadas, mientras yo me ponía roja, llena de mocos y lágrimas. Hasta ahí llegaron mis sueños de Wonder Woman.

De rabia, porque era rabiosa de vez en cuando, me rompí encima el pantalón, las pulseras y la corona, pero no encontré como romper el tubo rojo. Me lo quité, lo viré al revés y lo doblé. Lo guardé como por cuatro o cinco años hasta que nos mudamos para Guaynabo y no sé qué se hizo. Se me perdió en la mudanza. Pero jamás olvidaré que un día, aunque fuera por un momento a los seis años, yo fui Wonder Woman.

Wonder Woman, Wonder Woman.
All  the world's waiting for you,
and the power you possess.

In your satin tights,
Fighting for your rights
And the old Red, White and Blue.

Wonder Woman, Wonder Woman.
Now the world is ready for you,
and the wonders you can do.

Make a hawk a dove,
Stop a war with love,
Make a liar tell the truth.

Wonder Woman,
Get us out from under, Wonder Woman.
All our hopes are pinned upon you.
And the magic that you do.

Stop a bullet cold,
Make the Axis fold,
Change their minds,
and change the world.

Wonder Woman, Wonder Woman.
You're a wonder, Wonder Woman.



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