5:00 a.m.
-“! Mamá, despierta que hoy es el cumpleaños de
mi primo que me quiere mucho, Esaí! ¡Despierta chica! ¡Muévete!”, dice,
autoritaria.
“Mmmm. Tengo sueño”, respondo, y me viro hacia
el otro lado de la cama.
Ella comienza a moverme por el hombro y dice “!
Señorita es hora de levantarse. Arriba!”, como le hago por las mañanas.
-“Mariela, anoche estuviste tosiendo y vine a
dormirme como las tres y media de la mañana. Dame un break por favor. Un ratito más”, le digo.
-“Pues, no. Es que quiero que me digas qué
traje de baño me voy a poner. ¿El azul o el crema? ¿Y cuál cola de sirena, la
azul o la rosa? Recuerda que tengo que estar bien linda como siempre mamá”, me
dice, ignorándome.
-“Mariela tú no vas a meterte en ninguna piscina. Será para que te dé pulmonía. No mija. Eso no. Olvídate del traje de
baño. Vamos a la fiesta pero no te vas a meter. Además va a llover. Déjame
dormir un rato”, me viré y no recuerdo más.
7:00 a.m.
-“Mamá es hora de ponernos bellas. Despierta
ya. Ahora”, me dice.
-“Pero nena,
¿tú no te cansas? Hoy es domingo. Es temprano Mija, esa fiesta es por la tarde. Dame un break”, le digo.
-“Ok, lo voy a pensar”, responde. Yo me fui del
mundo.
7:15 a.m.
-“! Ya lo pensé mamá! Me voy a poner el traje
de baño azul con la cola de sirena rosa. Me voy a ver linda. Ahora levántate
para que me hagas desayuno”, me ordena.
-“Mariela, cualquiera diría que anoche no
estuviste tosiendo toda la noche y hasta la maquina te tuve que poner con
medicina para que durmieras. ¿No hueles todavía al Vicks ese que te puse? Hija mía,
descansa un poco. Hoy es domingo. ¿Por qué no te levantas así en los días de
clase?”, le digo.
-“Pero si estoy bien Mamá. Soy fuerte como tú
me dices. Y tú eres fuerte también como abuelita y como todas las mujeres que
son las más fuertes. Eso es lo que tú dices. Levántate”, me dice.
-“En un rato. Duérmete. Descansa”, le digo, y
me pongo la almohada por la cabeza y me tapo con el comforter.
7:30
a.m.
Escucho a lo lejos música de Katy Perry. Levanto
un poco la sábana y noto que está bailando. “Dale, levántate que hay que hacer ejercicios
y tú me dijiste que quieres rebajar
Mamá. Despierta que hoy es la fiesta”, me dice.
Vuelvo y me tapo con la sábana, me viro.
Intento dormir.
7:45 a.m.
Escucho en tono alto y sé que es la bocina JBL,
“Hungry like the wolf” y otras de
Duran Duran.
-“Mamá te puse en Pandora la música de los casi
viejos como tú para que te levantes contenta. Levántate que tenemos que
vestirnos para ir a la fiesta de cumpleaños de Esaí”, me dice.
Empiezo a reírme porque no me queda de otra.
-“Ok, tú ganas. Me levanto hoy domingo a esta
hora, pero voy a lavar ropa y a hacer otras cosas antes de irnos. Ven y ayúdame”,
le digo, mientras me levanto a regañadientes.
Me levanto
y me siento como una de las zombis de The Walking Dead, pero la miro.
Está activá’, bailando y el perro jugando con ella. Pienso que es increíble que
apenas unas horas antes estuvo tosiendo tanto que me amanecí, preocupada. Pero me
canto y me lloro. Siempre es así. Puede que le dé una convulsión y ya al rato
está bailando como si nada. Ella se suele enfermar cuando pasa emociones
grandes. Después de una semana de muchas emociones con los premios que recibió en
su escuela en la Gala de Logros y con la graduación de la clase de lenguaje de señas,
era normal que estuviera así. A lo que no me acostumbro ni me acostumbraré nunca
es a que este tan malita en un momento, y horas después, parece como si nada
hubiera pasado.
-“Mamá yo sé que te gusta el pelo rizo pero
pareces una bruja. Péinate y vamos a hacer desayuno que tú vas a hacer”, me
dice.
-“Mariela, tú como que te levantaste hoy bien
mandona. Cógelo con calma”, le digo. Entonces me hala por la mano y empieza a
bailar y a besarme.
-“¿Cómo se bailaba antes Mamá? Dime como se
bailaban con los casi viejos como tu porque ya Abuelito me enseñó como bailaban
los viejitos como él y abuelita, así de bolero o de salsa, pero se me olvidó
como bailabas tú”, me dice.
La miro y
tengo que reír con sus ocurrencias. Pienso que hace conmigo lo que le
viene en gana. A bailar se ha dicho.
Ella sonríe y me dice: “! Gracias Mamá porque
te levantaste y es hora de ir a la fiesta! Gané porque te levantaste y te
quiero mucho…”
Y pensé que es experta en esto de la manipulación.
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