Friday, October 23, 2020

El “College Board”


Ayer jueves, 22 de octubre, mi hija tuvo un gran logro que para mí parecía un sueño inalcanzable. Pero Dios tiene un plan para todo y me volvió a sorprender. Ella pudo tomar su examen de “College Board”. Yo estaba tan emocionada, que escribí el mensaje que verán a continuación. Lo publiqué en mi página personal de Facebook y lleva sobre 500 mensajes. Fue increíble. Al día siguiente, publiqué otro mensaje dando las gracias por las palabras tan hermosas de todas las personas y también generó muchas reacciones. Por eso quiero compartirlos aquí, para que permanezcan como evidencia de que no hay imposibles en la vida.


Acompáñame en este logro...

Sí, les pido que me acompañen a celebrar este logro, esta alegría. Es de mi hija, Mariela. Hace un rato entró a tomar su examen del College Board junto a sus compañeros del colegio San Gabriel, que son niños bien especiales. Todos son sordos totales o parciales, y algunos tienen otras condiciones, y todos están en el programa de Educación Especial bajo el Departamento de Educación.

Me quedé hablando con Gisela y otros padres que yo creo que sintieron mi nerviosismo por lo que representa este día. Y sí, he llorado como boba. Es mi bebé que ya es grande y está en su College Board.  Son apenas las 8:30 de la mañana y no les miento si les digo que no dormí nada mirándola. Anoche ella estaba ansiosa, y me convulsó tres veces, pero las dos sabíamos que eran los nervios antes de esta prueba.

Me la llevé a mi cama, y me acosté a su lado, abrazándola y dándole sobitos en su frente. Le arreglaba la melena. Le besaba las manos. Le tocaba la uniceja esa que ella no se quiere tocar, porque todavía hoy insiste en parecerse a Frida Khalo. "Es que yo quiero ser como ella", me dice. Y así estuvimos hasta hoy. Juntas, como siempre. Mi nena y yo.

Mariela, cuando llegó temprano a la escuela para tomar el examen.

Cualquiera piensa que es una tontería, que el examen no es nada del otro mundo, y que todos o casi todos los estudiantes lo toman para determinar qué harán en su futuro, una vez se gradúan. Pero no. Para nosotras no es poca cosa. Es un triunfo enorme haber llegado hasta aquí, contra todo pronóstico, contra todo rechazo, contra un camino bien empinado que no ha sido nada fácil.

Mariela tiene un diagnóstico médico que espanta a cualquiera. De hecho, lo hizo. Espantó a muchos que la han ido abandonando desde chiquita. Pero ella sigue y ha seguido luchando. Todo ha sido más lento. Lentísimo. Más cuesta arriba.

Para poder caminar todavía recuerdo las 15 terapias a la semana. Las agotadoras carreras de centro en centro, entre Centro Médico, el Hospital del Niño, Mammolina, Explora, los médicos, los especialistas. Los "electroshocks" como yo le decía a la terapia de elctropulsasiones en su pie. Suba y baja. Dobla y estira. Ballet y Conservatorio y Kindermusik y Escuela de Bellas Artes y natación y cuanta cosa aparecía, para ayudarla.

Su mafo en la pierna izquierda. Las botas que Mami le puso y cuando la ponía a subir y bajar escaleras sin descanso. Los masajes que Papi le hacia, recordando lo que aprendió de joven, cuando el Servicio Militar lo obligó a luchar la guerra de otra patria.

Los espejuelos desde el año y medio. Los audífonos. Los catarros. Las bronquiolitis corridas. Las operaciones. El VNR tipo marcapaso. Las convulsiones. El dolor. El aislamiento. El rechazo. Cuando la sacaron de su otra escuela, por convulsar. El abandono. Las lágrimas.

Es mucho. Mucho lo que ha pasado ella, pero también es mucho, mucho lo que ha superado. Porque ante cada reto, un baile. Ante cada rechazo, un dibujo. Ante cada dolor, un abrazo.

Su optimismo y esperanza en todo momento, son admirables. Ella dice que Dios a veces le habla, y así lo sentía cuando hizo su primera comunión, o se confirmó. A veces me dice que en vez de rezar, ella habla y Dios o los ángeles le dicen que se ria siempre. Ella obedece el mandato.

Por eso todo el mundo se ríe con sus carcajadas sonoras. Esa risa que no se le borra de su cara redonda y que cuando la miras, no te permite quedarte serio. Tienes que sonreír y reír con ella.

Porque ella es así. Cariñosa. Sensible. Fajona. Insistente. Terca. Pero esencialmente, siempre es alegre. Es feliz.

Uno vino a este mundo esencialmente para ser feliz, como siempre me dice mi amigo Reynaldo R. Alegria. Y Mariela siempre me lo recuerda en cada paso de su vida.

Yo lloro, porque la emoción no la puedo controlar. Son muchos años y muchas luchas con y por ella, pero mi llanto hoy es de alegria. Es de felicidad.

Así que les comparto esta alegría inmensa de hoy. Es grande para mi verla llegar hasta aquí. No me importa si sale bien o se cuelga, sólo que llegó. Retó los pronósticos y está aquí.


Por eso te pido que me acompañen a celebrar este logro... Dale. ....Y si puedes, por favor envíale también algún pensamiento positivo a Luisito, a Ezequiel, a Mariela y a sus compañeros en este examen. Nunca están de más. Son bienvenidos...

Sandra Rodríguez Cotto


Segundo mensaje: Viernes, 23 de octubre de 2020

 

GRACIAS A TODOS POR SU APOYO

Las palabras que busco no existen, porque mi agradecimiento a todos ustedes es inmenso. Quiero expresar mi gratitud porque no puedo quedármela en el corazón. La gratitud en silencio no le sirve a nadie. Hay que compartirla, y devolver el amor que se recibe.

Por eso, tempranito y empezando el día, quiero darles las gracias a todas y cada una de las cientos de personas que me escribieron ayer o reaccionaron al “post” que puse en mi página, que era sobre el examen de College Board. Fue una expresión genuina que me salió del alma, de mis vivencias como madre, y les juro que jamás por mi mente pasó que iba a generar tanto amor y tanto apoyo.

Sé en mi corazón que todos los chicos del Colegio San Gabriel que se sometieron ayer a la prueba, estaban cubiertos de una protección espiritual grande. Era como un manto de amor, por las oraciones, las vibras positivas y los buenos pensamientos de todos ustedes. Eso se sentía. Gracias, de todo corazón.

Los chicos que tomaron su College Board ayer. De izquierda a derecha: Ezequiel Rivera, Mariela Prats, Rafael Álamo, Laurelys De Jesús, Lusi Iván Vázquez.

El examen lo tomaron Ezequiel Rivera, Rafael Álamo, Laurelys De Jesús, Luis Ivan Vazquez (Luisito) y mi amada hija, Mariela Prats Rodriguez.

Como saben, fue un día de demasiadas emociones, como madre. Entre el calor, la alegría que sentía, los nervios y esa ansiedad de madre, de verdad que no podía contener las lágrimas. ¡No había llorado tanto en mucho tiempo como en el día de ayer! Primero por la emoción del logro de mi hija, que les conté. Después por verla tan feliz. Y después por leer sus comentarios y sus palabras de apoyo. Sus palabras me demostraron que los buenos somos más.

Yo tengo esperanzas en que podamos unirnos todos para sacar a Puerto Rico de todos estos males de corrupción moral y desigualdad. Todos queremos lo mismo, que es el bien común. Por eso tenemos que enfocarnos en que nuestros jóvenes logren alcanzar sus metas, y ayer eso pasó para este grupo de chicos sordos y sordos parciales del Colegio San Gabriel. Lograron tomar su examen.

Como madre, no puedo estar más que contenta. Si compartí mi sentir, como siempre digo, lo hice y lo hago para que otras que están comenzando en este camino de la maternidad, vean que siempre hay solución para los problemas si se tiene fe, y más que nada, si se tiene el poder de la oración y del pensamiento positivo de mucha gente. Ese apoyo, esas buenas vibras, se sintieron ayer en San Gabriel.

Muchas gracias.

Sandra Rodríguez Cotto



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