Sunday, January 17, 2016

El ángel de la estrella: un Monino (Dedicado a Gloribel Delgado Esquilín)



Gloribel le regaló a Mariela el Ángel de la Estrella


 “Cada uno de nosotros es un ángel con una sola ala, y sólo podemos volar cuando nos abrazamos”.

Luciano de Crescenzo
                                  
-“Mamá, había una vez un ángel que era especial porque brillaba y se llamaba el Ángel de la Estrella”, sentenció ella, sonriendo y con la voz entrecortada de la emoción esa que le brota por los poros cuando tiene en sus manos algo que le gusta.



-“Es un ángel bien bonito. Es especial porque te guía y te dice lo que tienes que hacer Mamá. Es como un ángel que vuela por el cielo, pero que está aquí conmigo y sus alas son de plumas como pájaros. Como la muchacha de la película de Maléfica que era buena, pero le cortaron las alas y después se le pegaron y volvió a volar…, pero esta es buena. Es mi ángel, y sus alas son plumas verdes. Es como un ángel que me viene a dar aire Mamá. Y por la noche, va a volar cuidándome”, dice sin parar, casi sin respirar.




-“¿Y por qué escogiste ese ángel, hija mía?”, pregunté yo.



-“Porque lo sentí en mi corazón, Mamá. Es como una persona que vino a mi mente y me habló, y mi corazón se puso rapidito, como bailando aquí en el pecho, y entonces yo escogí este porque me dijo que las alas son muy bonitas. Me encantan sus alas. Yo lo quería a este”,  añadió, casi sin dejarme hablar.



-“¿Y por qué lo querías?”, le vuelvo a preguntar.



-“Porque es el ángel que me cuida. Se parece un poquito a la muchacha que me lo regaló. A esa amiga tuya Mamá. Tiene alas, pero esa muchacha tiene una camisa con unas cosas por los lados en los hombros, que en mi mente son como alas, y se parece a ella en la cara. Son como iguales”, me dijo, y yo no pude evitar sonreír.



Sonreír con el conocimiento de que las cosas no llegan por que sí a uno. Todo tiene un propósito en la vida. Igual que cuando se van, pues cuando llegan, vienen con algo. Una lección, un mensaje, un objetivo, una misión. Este ángel que le regaló hoy a mi hija mi amiga la periodista, la cuentista, la magnífica creativa que también es artesana y artista, Gloribel Delgado Esquilín, llegó por algo.


Quizás viene con una misión de hacerla soñar. O despertar. Viene con el amor incondicional que representa el acto de coser creaciones fantásticas que emanan del alma. 

Gloribel lleva años tejiendo estas historias. Primero en el periodismo, después en sus cuentos, después con sus Moninos, que ella les llama “muñecos con historias”, en su empresa de creación artesanal y literaria, en la que reúsa cartón y retazos de telas en gran parte de sus piezas. Sus prendas, muñecos, carteras, cojines y colchas narran historias de personajes solidarios, positivos y poderosos, capaces de cambiar su destino a fuerza de trabajo y esperanza. Casi siempre les escribe después de creados un cuento, con hilos invisibles que tejen interminables creaciones.




-“Este es para ti, Mariela. Te lo voy a regalar”, le dijo Gloribel, cuando coincidimos con ella en su puesto entre los artistas en las Fiestas de la Calle San Sebastián.



-“Se llama el Ángel de la Estrella, y es para ti”, agregó Gloribel, y así se quedó. Mariela sonrió al escuchar el nombre.



Mi mente volaba como las alas verdes del ángel. ¿Por qué el Universo es tan bueno con mi hija? ¿Por qué, cuando tenemos bajas en la vida, llegan altas como este acto de amor?, pensaba yo, elucubrando como siempre los porqués que nunca cesan en mi mente. Y recordé, mirando al ángel y a Gloribel, que las casualidades no existen en la vida, y sí las causalidades.



Resulta que el Ángel de la Estrella que llegó a su vida hoy y ella dice que la protege, habita en otras latitudes también, y con similares propósitos que ocultan el amor. Es el que evoca a los ángeles guardianes, especialmente al de la anunciación a la Virgen María. En el indígena pueblo de Latacunga, provincia de Cotopaxi, en Ecuador, viene una vez al año. Llega en una comparsa durante las celebraciones a la Virgen que se hacen todos los años entre septiembre y noviembre, y allá le llaman Mamá Negra. Acá le llegó a mi hija con San Sebastián y en Ecuador viene con la Virgen. ¿Coincidencias litúrgicas o de la vida? Otra casualidad y causalidad, que desconocía, pero lo averigüé.



Indagando, con esa curiosidad que siempre me acompaña, aprendí que es el personaje que precisamente encabeza la comparsa y representa al Arcángel San Gabriel. Supe que es además el encargado de pedir las bendiciones a la Virgen de Mercedes para que proteja a los demás personajes de la procesión, y  como personaje característico de la liturgia católica, es el que evoca a los ángeles guardianes.



Entre los de Latacunga, viste totalmente de blanco, incluido el rostro. Lleva alas y en su mano derecha porta un cetro que termina en estrella, y que él mueve de abajo hacia arriba, de acuerdo con los ademanes que emplee para cada loa en honor a la Virgen. Por lo general, cabalga un brioso caballo que es del mismo color de su vestimenta, y cuando recita, lo hace en compañía de negros, que bailan a su alrededor mientras manifiestan sus composiciones. Su simbolismo se extiende aún más, pues es el protector de prioste o capitán, cuya salud y bienestar velará y también solicitará a la Virgen.



Allá es blanco, y aquí, caribeño como somos, llegó lleno de colores. Alas verdes que combinan con sus ojos y ropa de mucho colorido, como todo ser puertorriqueño.





-“Mamá, el Ángel de la Estrella va a descansar en el piano o cerca de la trompeta porque en el cielo tocan las trompetas”, dice Mariela, de pronto, interrumpiendo mis pensamientos.



-“Sí, mi hija. Dicen que los ángeles tocan trompetas anunciando a Dios en el cielo”, le contesto.



-“¿Y tocan piano por allá, Mamá? ¿Y el chelo y la flauta?.... ¿Y cómo tú lo sabes?”, me pregunta, sin parar.



-“Bueno, yo lo he leído, pero me imagino que a los ángeles les gusta mucho la música así que está bien que descanse junto al piano y tus otros instrumentos”, le contesto.





-“Amo a mi Ángel de la Estrella, Mamá. Es bonito y lo quiero”, me dice ella.



Y yo pensé que el poeta americano James Russell Lowell solía decir que todos los ángeles de Dios vienen a nosotros disfrazados. A veces como amigas, a veces como hijas o a veces como ángeles con plumas verdes como alas.





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(Para más información sobre Gloribel Delgado Esquilín, visite su blog, https://moninos.wordpress.com/tag/gloribel-delgado-esquilin/ )

1 comment:

  1. Hermosa tu hija. Una bendición de Dios. Me encantan los Moninos. Donde se consiguen?

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