Empezó poco a poco y fue subiendo en intensidad, hasta que no pudo detenerse. Estaba sentimental desde que llegamos del cine donde compartió con su prima Patty y unas amiguitas. Estaban sus tíos y su primo querido, Sebastián. No decía nada, pero yo lo noté, en sus silencios que prolongó hasta que llegamos a casa. Ahí fue que entendí.
Así que hice lo de siempre. La besé, la acurruqué y le hablé. Le volví a explicar lo que suelo decirle desde hace tantos años, que ella no está sola porque tiene a su Abu y a Epito, muchos tíos y primos, a sus abuelos, a Tomás y a sus nenes. Y que también tiene a muchas mujeres fuertes en su familia, como Abuelita, Epa, sus tías y primas, y que todos la queremos muchos. Y le repetí que su papá la quiere aunque vive lejos.
Poco a poco se fue calmando, y yo, tratando de sacarla de eso, mientras que acariciaba su melena, le pregunté si le gustaba tener el pelo tan largo. Me dijo que sí pero que quería tener algún día flecos como tuvo su prima Diana una vez.
¡Flecos! ¿Flecos? Oh, Dios, pensé yo. Y le conté que una vez cuando tenía su misma edad, me dio con hacerme la pollina y que como siempre fui tan voluntariosa e insistente, Mami accedió, a regañadientes .
El problema era que mi pelo es rizo, siempre tuve el pelo poseído por los dioses africanos, así que la pollina fue todo un espectáculo. Se me paraba y parecía una visera. Si había humedad, se encaracolaba. Le conté que la pollina me quedaba horrible porque era demasiado pelo, demasiadas cejas y casi nada de frente para mi cara redonda, y que como siempre se me paraba, su tío Pipo me pegaba un vellón. Me decía que mi pollina parecía una brocha, lo que hacía reír al resto de la familia y a mi a rabiar. Logré hacerla reír.
-"Mamá, yo quiero unos flecos, no una brocha", me dijo.
-"Ok, ven, que te los voy a hacer", le dije, sin pensarlo mucho. Nos despegamos del abrazo y nos levantamos de la cama,para entrar en acción.
Entonces le corté unos flequillos. Poquitos. Les di forma con el blower y quedó de show. Ella, fascinada, se miraba en el espejo y coqueteaba.
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